Raúl Mechaca, un periodista que ha dedicado su vida a Radio Reloj. Foto: Leidys Hernández Lima.

El huracán de Radio Reloj o un revolucionario sin dogmatismos. Cualquiera de las dos características funcionaria casi a la perfección para definir a Raúl Menchaca, un periodista que entre avatares, contratiempos, caminos hacia un lado o hacia otro, ha dedicado casi toda su vida a la emisora que lo vio crecer y convertirse en uno de los grandes periodistas de su generación, y de este tiempo que aún sigue siendo suyo.

A ratos confiesa que se ha acostumbrado a la tranquilidad del hogar, sin embargo, es difícil imaginar a Menchaca quieto. Si su cuerpo delgado y de casi 1.80 de estatura está inerte, si su voz no recorre todo el espacio donde se encuentre, si sus manos no se mueven a la rapidísima velocidad de sus palabras, igual no está quieto; en ese caso, es su mente la que está volando.

Para quienes siguen la emisora en todos sus canales, leer sus trabajos y escuchar sus comentarios es siempre un placer y una garantía segura de conocimiento; pero para quienes inician el camino, a veces áspero y espinoso del Periodismo, verlo escribir es una clase magistral: parece que las “palabras precisas” le vienen como una leve llovizna que no cesa, y el solo tiene que plasmarlas en un papel. Viéndolo así, uno cree que es cosa fácil escribir.

Sin embargo, después de tantos años de recorrido exitoso por el mejor oficio del mundo, Menchaca se mantiene sencillo ante la vida y, con cierta nostalgia, no pierde oportunidad para agradecer a los grandes maestros de su época de aprendiz.

Menchaca ha dedicado casi toda su vida a Reloj. Foto: M.Galens

“Yo crecí viendo trabajar a grandes periodistas como Luis Navarro, Samuel Urra, Julio Dueñas, Juan Emilio Friguls, en fin, un grupo de hombres que venían de la época prerrevolucionaria y tenían una formación diferente a la que tenemos ahora…y tuve la gran suerte de aprender con ellos”.

Con orgullo repite cada vez que tiene la ocasión para ello que le costó 14 años llegar al departamento de Reporteros, la casa de los mejores periodistas de Radio Reloj. Constantemente se lo recuerda a los jóvenes, que ambiciosos de querer dominar el mundo con cada letra, olvidan que el camino para llegar a la grandeza (si es que se llega) es un sendero lleno de montañas que hay que escalar paso a paso.

Y él, tan impaciente, tan rebelde con su melena larga y escuchando a The Beatles o a The Rolling Stone en los tiempos en que eso era un acto de perjurio, él, que vive como si quisiera robarle segundos a la vida, tuvo la paciencia, quizás cuando más le hizo falta, aprendió de todos a su alrededor y nunca se separó, ni se ha separado, de uno de sus grandes amores: la lectura.

Su historia, como la de muchos “relojeros”, es la historia del sacrificio, del interés, de la esperanza y del talento. Pero tal vez, la gran diferencia entre él y otros que se quedaron a la mitad del camino simplemente porque dejaron de moverse, es precisamente esa: para Menchaca no existe la meta, porque siempre se puede llegar más alto.

Con orgullo repite que le costó 14 años llegar al departamento de Reporteros. Foto: M. Galens

Por eso, con la misma certeza que afirma que “Radio Reloj no va a desaparecer nunca porque tiene una marca en la historia de Cuba”, reconoce que los tiempos han cambiado y que, por las razones que sean, el periodismo cubano está un poco dormido. Con un brillo particular en el rostro recrea las anécdotas de “cuando los periodistas se metían en candela” y un minuto de Radio Reloj movía cielo y tierra.

Reloj cumplirá 70 años y aquel joven Camilito, hiperquinético, explosivo, que por embullo casi cambia el curso de su destino –si es que eso existe- ya forma parte, aunque no quiera admitirlo por los años y esa pena congénita que pocos saben que tiene (pero que él dice que sí), es “una de las grandes plumas de la emisora”. Por eso se ha ganado el derecho de que cada martes y viernes los oyentes escuchen en el espacio estelar decir a los locutores: “Fue un comentario de Raúl Menchaca”.

Y, para no perder la costumbre de revolucionar, para demostrar que el mundo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones no es solo para los “nativos digitales”, para garantizar esa supervivencia de Radio Reloj; ya está entrando con éxito en las puertas del mundo digital. Y es que al final, la historia se repite, quizás por eso, aunque lo quiera, no puede desligarse de esos vientos a su alrededor que, inevitablemente, traen nuevos bríos adonde quiera que llegan.

Escuche parte de su historia en su propia voz, más pausada para la ocasión, porque, aunque no lo dijo, a un periodista siempre le resulta incómodo estar delante de los micrófonos:

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