Las sociedades urbanizadas son creadoras de un gran número de sonidos que por su intensidad, fuerza y perdurabilidad generan ruidos los cuales ocasionan una forma de contaminación física que produce daños irreparables en la calidad de vida de las personas que las habitan.

De manera global, el transporte, la construcción, el tránsito vehicular y la industria se han convertido en los principales agentes causantes de la contaminación acústica de las ciudades.

Aunque, no podemos dejar de reconocer que también inciden en la creciente contaminación sonora los ruidos molestos que muchas personas ocasionan en el vecindario donde moran.

Si bien Cuba, dispone de un marco legal para sancionar a quienes incurran en manifestaciones de ruido se precisa del trabajo conjunto de las fuerzas del orden, instituciones y la comunidad, para enfrentar esas indisciplinas sociales.

Malos comportamientos que irritan en la sociedad

El sector residencial, en muchas ocasiones, está caracterizado por el estridente comportamiento de algunas personas, que no ayudan a la armonía que precisa la avenencia entre los vecinos.

Al respecto, Francisco Calvo, vecino de la barriada de San Leopoldo, en Centro Habana, manifestó a Enfoque que dormir la siesta para él se ha convertido en una misión imposible.

Declaró que en su edificio viven algunos jóvenes que suelen oír la música con decibeles altos, al punto que retumban las paredes, acotó el anciano de la tercera edad.

Entre los malos hábitos que se distingue en el comportamiento de sus lozanos vecinos, mencionó, el fuerte metal de voz con que conversan, los gritos que se dan de balcón a balcón, sin importarle el horario y los, ya habituales, escándalos diurnos y vespertinos, situación que le ha causado gran molestia e irritabilidad.

Bien necesario: la paz entre vecinos

Ante los problemas vinculados con el ruido, que generan algunas personas incurriendo a indisciplinas, y que inciden de manera negativa en la comunidad, no basta con quejarnos, es necesario que la población conozca que desde el punto de vista legal existen estatutos y leyes que permiten actuar y no dejar impune ese tipo de comportamiento.

Las diferentes organizaciones de masas deben asumir mayores compromisos y una mayor capacidad de diálogo con las familias implicadas, con el sentido del respeto y la solidaridad que las caracteriza.

Contribuir a erradicar la creciente contaminación acústica es tarea de todos, por lo que se hace necesario aunar fuerzas para garantizar un ambiente sano y equilibrado donde prevalezca el altruismo, la nobleza y el sentido del respeto a las normas de convivencia, teniendo como máxima que el respeto al ajeno es la paz entre vecinos.