Interpretes de toda Cuba cantan su música, porque el nombre de Sindo Garay constituye un referente obligado a la hora de trovar. Nacido en Santiago de Cuba un 12 de abril, la celebración de su aniversario 150 honrará su figura y su vasta obra autoral.

Dueño de composiciones dotadas de excelente elaboración, el “Loco del pentagrama”, como lo llamó Sánchez de Fuentes, apresaba entre sus piezas los más hermosos temas.

Su repertorio abarcaría unas 600 obras, aunque sólo se conservan alrededor de 200. Gracia y frescura criolla, fuerza expresiva y temperamento caracterizaron la vasta producción autoral de Sindo, quien formó con Alberto Villalón, Rosendo Ruiz y Manuel Corona el grupo de los 4 grandes de la trova.

Melodías fugitivas

Sindo empezó a tocar guitarra con el no menos genial autor y guitarrista Pepe Sánchez, maestro y guía de los trovadores orientales.

Pronto, el discípulo daría a conocer sus excepcionales condiciones; antes fue trapecista y talabartero, conoció a José Martí y fungió como correo durante la guerra.

El trovador guardaba entre sus emociones más intensas el haber estrechado la mano de Martí. La mujer, el amor y la patria fueron sus musas inspiradoras.

El músico jamás aprendió los fundamentos teóricos del arte musical, pero sus obras están dotadas de una excelente elaboración y resultan muy melódicas y armónicas.

Estudiosos de su música aseguran que sus temas son improvisaciones, melodías fugitivas que fueron apresadas una vez y que hubiese sido imposible que las renovara, pues nunca se repitió a sí mismo.

La bayamesa de Sindo

Las canciones y boleros de Sindo Garay revelan belleza e imaginación. Temas como Perla Marina, Retorna, La tarde, Ojos de sirena, Amargas  verdades, La Alondra, semblanza a Martí, el Huracán y la palma y Clave a Maceo, entre otros, son números obligados en el repertorio de muchos trovadores.

Mas su obra cimera y la más acreditada es la inmortal Mujer bayamesa que escribiera en 1918 en Bayamo, donde hoy descansan sus restos.

Como tantas otras de sus producciones, el tema denota su amor por la patria y la mujer cubana. Acompañado de su guitarra, Sindo Garay transitó las peñas de su Santiago, triunfó en La Habana y conquistó honores en cuanto sitio se presentó, incluido París, a donde viajó con Rita Montaner. Murió en La Habana a los 101 años.