El día que vengan a la consulta y no dejen que los abrace, o no me sonrían no voy a atenderlos, les dijo el doctor cubano Carlos Yohan Cruz a sus pacientes brasileños del municipio de Juatuba, Juvenal y su esposa, Cándida, quienes comprendieron entonces que ese médico era distinto a los otros que habían conocido.

Recuerda el galeno pinareño que los recibió en el puesto de salud como si fueran sus abuelos, les tendió la mano para ayudarlos a pasar y ellos dieron dos pasos hacia atrás nunca habían sentido la mano de un médico en sus hombros y mucho menos un abrazo, recuerda.

Cruz es especialista en Medicina General Integral y en Oftalmología; arribó a Brasil en 2013 como parte del tercer grupo del Programa Más Médicos y aunque ya atesoraba la experiencia de una misión en Venezuela, las vivencias que tuvo desde entonces y hasta 2016 reconoce que le resultan incomparables.

Una figura imprescindible

El doctor cubano Carlos Yohan Cruz recuerda que en la comunidad brasileña donde cumplió misión no solo tuvo que perfeccionar el idioma para lograr una mejor comunicación con las personas, sino que se propuso integrar a todos en una misma meta que no era otra que sentirse bien y contar el uno con el otro.

El galeno pinareño lamenta que ya los médicos cubanos no continúen el Programa en Brasil, porque sin dudas, en no pocos lugares la gente se preguntará si podrá ver a un médico nuevamente.

Cruz explica que  existen comunidades muy humildes, muy pobres, donde pocos estudian o trabajan, donde proliferan las enfermedades dermatológicas e infecciosas, donde no siguen pautas elementales de alimentación y donde la figura del médico es considerada como un dios. Los cubanos constituyeron el 80 por ciento de todos los participantes en el programa Más Médicos.

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