La Habana, Cuba.- Aunque no sea como consecuencia de un acto delictivo, cada centavo perdido que la Contraloría detecta en sus habituales inspecciones anuales es un daño al bolsillo de la nación cubana.

Cada pérdida duele, porque para nadie es un secreto que Cuba vive serias tensiones financieras y tiene que ser muy certera al definir donde pondrá los recursos que el Presupuesto sitúa para mantener viva a la economía nacional.

Durante el pasado año, cuando la Contraloría inspeccionó las operaciones realizadas entre abril y septiembre, el Estado planificó ingresos por más de 52 mil millones de pesos y gastos por más de 58 mil millones.

Es la sociedad la que tiene que controlar el gasto presupuestario, porque estamos controlando entonces el gasto de nosotros, asevera el director de Ejecución del Presupuesto del Ministerio de Finanzas y Precios, Jesús Matos.

Sin impunidad

Las pérdidas detectadas por la Contraloría en entidades habaneras no quedaron en el papel, pues se aplicaron severas medidas, en especial en el caso de nueve directivos y funcionarios implicados en hechos delictivos y ahora en manos de la justicia.

Medidas disciplinarias de menor rango recayeron sobre 114 directivos, funcionarios y trabajadores, que no cometieron delitos, pero su accionar implicó daños al funcionamiento de sus empresas y a la economía nacional.

En ese sentido, el director de Ejecución del Presupuesto del Ministerio de Finanzas y Precios, Jesús Matos, afirma que el control tiene que ser de todas las entidades que reciben recursos y de todas las que tienen que darlos para que se ejecuten.

Los millonarios daños detectados en entidades habaneras ponen también en primer plano la acción de los sindicatos.