La Habana, Cuba.- Valga, Fidel, el tuteo respetuoso que siempre te ha dado el pueblo y que hoy, hace que tu nombre repetido repique como campanas en redoble para decirte cuánto te amamos y nos enorgullece que seas nuestro, cubano, y universal.
Contigo, Comandante invicto, los hijos de esta tierra fecunda aprendimos que el honor y la fuerza de las ideas devienen las mejores armas en cualquier batalla.
Tu nacimiento en los campos de Birán fortaleció desde temprano tu espíritu rebelde, temerario y audaz de Quijote revolucionario.
José Martí y luego Carlos Marx y Federico Engels enriquecieron tu pensamiento político, potenciado con el ímpetu, arrojo y valor que te hicieron único y que hasta tus enemigos se han doblegado a reconocer.
Tu solo nombre sintetiza las glorias de la Patria, redimida con el triunfo de enero.
Antes, fieles compañeros te siguieron desde aquel amanecer de julio en el Moncada, en el Granma y en la certeza de la victoria.
Eterno luchador
El Fidel insurrecto que nació en el Moncada tuvo en las enseñanzas del Maestro el más hondo calado de ideas y al mejor de los alumnos de Martí.
La fe en el pueblo animó siempre la persistencia de luchador nato, de jefe revolucionario, de líder incuestionable, del Fidel compañero.
Y ni aun los años en su devenir pudieron imponerle el anonimato, pues nos sabemos privilegiados deudores de su pensamiento vasto, de sus ideas hechas reflexiones, de su legado histórico, valedero y justo.
Lo que somos hoy y lo que seguiremos siendo mañana para desarrollar nuestra Patria Socialista, es desafío y responsabilidad de tu pueblo, que tiene en el compañero Raúl un certero timonel.
Remedando a la gran Carilda, te damos gracias por cuidar los nombres que tiene la libertad. Gracias por tu ejemplo, tu lucidez e infinita sabiduría.