La República Popular  China coordina estrategias para proteger sus intereses y empresas de la espiral de presiones que aplica Estados Unidos, cuya obsesión proteccionista empuja al mundo al borde de una guerra comercial.

El Gobierno indicó que sigue atento a las acciones de Washington y está determinado a agotar los esfuerzos en legítima defensa de sus compañías, luego que el país norteamericano cerró la exportación de componentes al gigante de telecomunicaciones ZTE.

Beijing también urgió a la administración del presidente Donald Trump a crear un entorno legal y normativo para las firmas chinas, pues los compromisos con sus similares estadounidenses generan miles de empleos.

El temido choque comercial entre ambas potencias sigue tomando forma y ahora es difícil para analistas o medios especializados predecir una solución, porque una de las partes quiere la confrontación y la otra el diálogo.