Más que un juego, es un país que se mueve al ritmo de las pasiones y cuelga siempre el alma del último out en el último inning. Ella atraviesa la Isla y se cuela como una fiebre buena en cada casa, sin dejar indiferentes ante su espectáculo de fuerza cubana, telúrica, identitaria. Basta decir «pelota» y ya se ha dicho todo

La afición cubana, con su fino olfato beisbolero, desborda los estadios, desafía la lluvia y esa constancia en alentar a sus equipos ha recibido como recompensa presenciar un espectáculo pespunteado por la sana rivalidad de cuatro elencos en pos de un banderín.

El pueblo –más allá de la entrega de los peloteros enfrascados en la lidia– es el protagonista de estas jornadas en las que se cuentan por cientos de miles los que han abarrotado las gradas en las últimas semanas de play off.

La incansable conga, los aplausos y gritos, el entusiasmo contagioso, acompañaron a los campeones de Granma y a Matanzas en las cinco jornadas que ofrecieron cuatro triunfos y un revés a los Alazanes, justa que les garantizó el descanso activo en espera de iniciar la final.

En contienda más extendida, Industriales y Las Tunas, igualados a tres éxitos por bando, defienden a campo abierto su sueño para decidirlo en tierras del Cucalambé. Solo uno tomará la senda rumbo al epílogo de la 57 Serie Nacional, pero eso, lo sabremos esta noche. Tomado de Granma