La obra de la escritora cubana María Elena Llana ha sido estudiada por la crítica, considerándola como una literata sobresaliente, en cuya literatura se percibe la ironía, que forma parte de su peculiar personalidad.

Ella logra una combinación perfecta entre las situaciones cotidianas que recrea a partir del ámbito social, familiar y doméstico, y el entorno inusitado que transporta a lo fantástico.

La concisión y claridad con que transmite las oraciones, sumadas a su destreza literaria, permiten disfrutar de una lectura ágil y agradable.

Lo fantástico se halla en aspectos cotidianos, cuando el impulso de la voluntad de un personaje interfiere para crear un ambiente distinto, donde nuevas aventuras lo esperan.

Así, Llana encuentra en la literatura una forma para expresar la realidad, tal y como ella la interpreta y en la que lo fantástico es una forma de expresión con que elige revelar un mundo interior y al mismo tiempo revivir hechos culminantes de la realidad,  incluso históricos. Uno de sus méritos es lograr un cuento fantástico a través de una temática social.

De lo cotidiano a lo ficticio

La reja, título publicado en 1965, una de las primeras obras escritas por mujeres después del triunfo de la Revolución, incluye  narraciones que reflejan tanto el rompimiento con formas y estilos del pasado y marcan los objetivos del nuevo triunfo revolucionario.

El libro representó no solo una reverencia a la literatura que explora los límites de lo real, sino también proveyó a los lectores de la cartografía de una estética muy deliberada con la que Llana ha mantenido un compromiso creativo, cuya estructura se conserva intacta hasta hoy.

“Nosotras”, primer cuento del libro, es una historia fantástica sobre el encuentro de una personalidad con su opuesto. En el inicio se suponen dos espacios definidos para una personalidad desdoblada, es decir dos dimensiones diferentes ocupadas por una misma persona, pero al avanzar en la lectura se desembocan esas dos personalidades diferentes de una misma persona, materializadas, en un mismo espacio, pero sin chocar entre ellas.

De la protagonista se desconoce nombre, edad, profesión y clase social, aunque esa última se deduce a través de la caracterización indirecta del personaje.

En el cuento las acciones se desarrollan de forma lineal: el personaje está dormido; tiene un sueño en el cual inconscientemente obtiene un número telefónico; se levanta y hace su rutina diaria, en medio de ella se va acordando del teléfono y se pregunta qué pasaría si llama.

Lo fantástico se da cuando hay una vacilación del lector entre una explicación, sea racional o irracional, del hecho sobrenatural que significa que sea su propia voz quien responda la llamada. El desconcierto es la respuesta lógica del personaje, quien transmuta en objeto de burla lo increíble de la situación:

“Es demasiado. Un estremecimiento me recorre me recorre toda. Ahora ya no sé qué decir. Sin poder contenerme cuelgo y me quedo con la mano en el auricular, mirándolo como si fuera un animalejo que de un momento a otro pudiera echar a andar. Suspiro. Me recuesto en el sofá. ¿Una broma? ¿Habré hablado en sueños? ¿Se enteraría alguien…?   ¡Pero si es imposible!”

Así nos encontramos con uno de los primeros personajes de la cuentística cubana posterior a 1959 que representa el desdoblamiento de la personalidad como un cuestionamiento a la salida al mundo público y fuera del protector espacio íntimo, nunca siquiera soñado por la mujer, que responde al nuevo contexto histórico social.

“Conócete a ti misma” es otro de los cuentos de Llana de ese libro. El relato trata sobre el conflicto de crear una personalidad y su protagonista es una mujer cuya caracterización, al igual que en “Nosotras”, se realiza de forma indirecta.

La historia está contada en tercera persona y el orden de las acciones es lineal. El personaje refleja el cambio del momento histórico en que  está viviendo: la década del 60. Su deseo es enfrentarse a la sociedad pero su temor se lo impide y se mantiene en un espacio cerrado cuyo límite con la realidad es una ventana por donde se cuelan diminutas partículas del mundo exterior.

El elemento fantástico radica en la visibilidad de esa personalidad a medio construir, como si fuera un rompecabezas en el que las piezas están regadas y la protagonista se encuentra en plena crisis. Lo extraño de la situación no perturba la naturaleza del personaje y su tragedia es no tener una personalidad, aunque el problema radica también en su incapacidad de retener a las diversas personalidades que se ha construido.

El cuento  avanza, atravesando recursos del absurdo, en un tono irónico y ambivalente, en el conflicto filosófico del imperativo de una personalidad propia, llegando a “resolverse” con una personalidad que tiene la característica de cambiar y así adaptarse; una personalidad que va a ser propia del personaje, un temperamento en espiral, donde no va a tener la necesidad de rellenar los espacios en blanco pues va a integrarse por fin a su entorno.

Casas del Vedado (1983) es el segundo libro de María Elena Llana, con el que obtuvo el Premio de la Crítica en 1984, y se considera uno de los mejores volúmenes de la década del 80.

El libro se centra en el espacio de las casonas de esa zona residencial y abundan varios personajes femeninos que parecieran darle continuidad a los conflictos del libro anterior. Una característica que los une es la representación de una burguesía que había emigrado y de cuyo espacio solo quedaban algunos restos.

Esos cuentos fantásticos tienen como características generales una presencia fantasmagórica que se intuye en el espacio cerrado de las viejas mansiones, donde los personajes son presentados de manera grotesca o deshumanizada.

“En familia”, que resultó inspirador para el cortometraje “In the Mirror” (1997) de Carlos Dávila, es uno de los más destacados cuentos fantásticos del libro.

El elemento fantástico se visualiza en el espejo que refleja a los muertos de la familia, quienes comparten con los vivos los rituales de la vida cotidiana, sin que los personajes muestren asombro ante ese suceso.

El secreto se mantenía dentro de la familia, alejada de la sociedad, encerrada en este espacio de la casa que brinda seguridad e intimidad, frente a los cambios o rupturas con sus convenciones e ideología.

La casa y la familia se amurallan contra un mundo exterior negado para reflejar un conflicto entre la familia burguesa prácticamente desarticulada y una sociedad nueva en construcción. Es entonces la casa el espacio donde se esconden de esa transformación social y consiguen hacer pervivir el pasado.

 Apenas murmullos (2004) incluye cuentos con veta fantástica, cuya unidad reside en la diversidad temática. Ese conjunto de narraciones comienza a investigar conflictos y dramas consecuencia de la crisis socioeconómica y ética que sucedió tras el derrumbe del campo socialista, aunque retoma sucesos de sus libros anteriores, como la frustración, la soledad, el vacío existencial, ocasionado por prejuicios y tabúes.

Cuentos para leer, opción para los amantes de la literatura

Sin más introducción, les invito a leer los cuentos de Maria Elena Llana, una extraordinaria autora, cuyas obras cuentan historias de mujeres que abarcan 50 años de evolución histórica y se apoyan en el elemento fantástico para realzar su creatividad en el entorno en que viven.

Son anécdotas que atrapan desde el primer momento, con una prosa impecable y un sentido del humor donde abunda la ironía y captura a sus lectores hasta el fin, aunque en algunos casos ese fin no quede concreto y se deje, precisamente, a la imaginación del lector.