En  1996, hace 23 años, el entonces presidente de Estados Unidos, William Clinton, firmó la Ley Helms-Burton, una iniciativa que se empeña en destruir a la Revolución Cubana.

La libertad de comercio, la no intervención en los asuntos internos de los estados y el arreglo de controversias por vías pacíficas son principios de la convivencia internacional que Washington ignora con esta norma.

Dalia González, investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, advirtió que la ley recrudeció y codificó las sanciones ya existentes contra la Isla, agravando las complejas relaciones bilaterales.

González recordó que con la entrada en vigor de la Helms-Burton, se convirtió en ley el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba casi desde el triunfo de la revolución, recrudeciendo su carácter extraterritorial.