Monolito que resguarda las cenizas de Fidel

La Habana, Cuba. – Parece una metáfora la solidez de la inmensa piedra que guarda los restos de Fidel en el Cementerio de Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba.

La sencilla placa, que dice Fidel, le otorga cierta humildad a la carga histórica de la redondeada mole, que más allá de su peso físico expresa el descomunal legado político de un hombre que marcó el devenir cubano durante los últimos 60 años.

Al lado derecho del mausoleo dedicado a Martí, frente al singular sepulcro, la gente hace largas filas para dejar una flor en ofrenda, sostener un callado homenaje o simplemente presenciar la marcial guardia cotidiana.

Es evidente la veneración que expresan muchos de los que se acercan al monolito, la mayoría cubanos llegados desde todos los rincones del país, pero particularmente de la heroica Santiago de Cuba.

Herederos de Fidel

Quisiera conservar todo ese legado que Fidel ha dejado después de asumirlo de quienes le antecedieron, dice la profesora Lucia Palma, quien viajó desde Las Tunas para colocar una rosa blanca ante el monolito de Santa Ifigenia.

Fidel sigue siendo el guía de la Revolución

Unos estudiantes, que apenas rebasan los 20 años, aseguran estar dispuestos a seguir luchando por el país, como hizo Fidel y quienes lo siguieron hace más de medio siglo, según afirma la joven Yerenys Alonso.

Si pudiera conservar algo de su herencia, serían los principios sobre los que se sustenta la obra revolucionaria, expresa Yunier Guerra, mientras su compañero Roberto Alejandro apunta que el gran legado que nos dejó es la solidaridad y el patriotismo.

Son apenas unas opiniones que confirman que la impronta del Comandante trasciende Santa Ifigenia y tiene una marca en toda la geografía nacional y más allá de nuestras fronteras.