«Desechos sólidos» llaman medios de prensa de Cuba a los montones de escombros, de ramas y de basura que en numerosas esquinas de La Habana se acumulan.

Es ese un tonto eufemismo que en el circunloquio oculta la fetidez, la inmundicia, dengue, zika, chigunguya, arbovirus y otros males que la cochambre fecunda.

A los destrozos que Irma causó con terrible furia, los que causa cierta gente con su inconciencia se suman. Los depósitos se vuelcan y toda su carga inmunda por la calle se dispersa y las aceras inundan.

Los ciclones de dos patas, aunque de humana figura, destrozan contenedores, dispersan las barreduras, enferman a medio mundo y te arrastran a la tumba, y siguen como si nada, ¿pues, quién se ocupa y preocupa?