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Si de algo no quedan dudas es del énfasis que pone el Proyecto de Constitución de la República en la protección del medio ambiente. El texto, que por estos días está en el centro de la mirada popular, constituye garantía para respaldar la ejecución de la Tarea Vida, plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático, que da continuidad al pensamiento del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, sobre ese fenómeno.

En consonancia con ello, el documento que se somete a la consideración de la ciudadanía, y del cual saldrá una nueva Carta Magna para la nación, establece en uno de sus incisos del artículo 91, el deber de cada ciudadano de proteger los recursos naturales y el patrimonio cultural e histórico del país, y velar por la conservación de un medio ambiente sano. Igualmente, dispone los requerimientos para la protección del entorno.

De uno y por todos

La Tarea Vida contempla cinco acciones estratégicas y once encomiendas dirigidas a contrarrestar las afectaciones en zonas vulnerables, que constituyen una prioridad para la política ambientalista de Cuba.

Por supuesto que el proyecto constitucional sometido a un proceso de consulta del pueblo desde el 13 de agosto y hasta el 15 de noviembre, está a tono con ello.

Se impone entonces seguir enfrentando los desafíos de la naturaleza y avanzar en la implementación de la Tarea Vida, aprobada en abril del año 2017 por el Consejo de Ministros.

Y que así, cada ciudadano concientice que su aporte individual es imprescindible para aminorar los efectos del cambio climático que golpea al planeta. En ese camino también nos enrumba la futura Carta Magna, que entre todos hoy construimos.