Justo al mediodía de este viernes, un Boeing 737 arrendado por Cubana de Aviación en el momento del despegue se precipitó a tierra entre el aeropuerto José Martí y Santiago de Las Vegas.

Todavía no lo creo, dice Jorge Castillo, un cincuentón delgado y fibroso que fue uno de los primeros en llegar al lugar del siniestro aéreo. Castillo cuenta con nerviosismo que venía caminando por una carretera secundaria del Reparto La Catuca, cercano al aeropuerto habanero, cuando vió venirse a tierra el Boeing 737 arrendado por Cubana. Me tiré al suelo primero y después salí corriendo hacia los restos donde me puse ayudar a las víctimas, cuenta con visible sobresalto. Allí estuvo junto al holguinero Luis Manuel Vega, quien, de visita en La Habana, ayudaba a sus familiares en una finca cercana cuando ocurrió el siniestro. El olor es lo que más recuerdo, dice compungido Vega, quien esta tarde regresó por ómnibus a su casa en el municipio de Rafael Freyre, tras cooperar con las autoridades en el socorro a las víctimas.

La investigación en marcha

Dicen los testigos que el avión intentó volver, hizo dos movimientos erráticos y se inclinó irremisiblemente hacia la derecha hasta precipitarse a tierra. Ahora, los restos están esparcidos y atravesados sobre una línea férrea, a apenas a un kilómetro de la Terminal Uno del aeropuerto José Martí. Apagadas las llamas y disipado el humo, los forenses del Laboratorio Central de Criminalística trabajan entre los restos a pesar de la lluvia inclemente. En las cercanas instalaciones de la empresa Cubana de Aviación, los familiares de los pasajeros entregan información a las autoridades para poder identificar a las víctimas. Hay dolor, mucho dolor entre familias a las que la muerte las golpeó de manera inesperada. Nada mitiga el sufrimiento, pero tienen una atención esmerada en estos momentos de tristeza.

Respuesta inmediata

Muy rápido reaccionaron los vecinos cercanos al lugar donde cayó el avión, que afortunadamente era un área agrícola y descampada, sin viviendas en las cercanías. La cooperación desinteresada de esas personas marcó el trágico suceso, ocurrido casi un año después de que en abril de 2017 un avión militar chocara contra una elevación en Artemisa. Las máximas autoridades del país, encabezadas por el presidente Miguel Díaz Canel, también estuvieron en el sitio cuando aún no se habían apagado del todo las llamas. Allí llegaron el primer vicepresidente Salvador Valdés y los ministros de Salud y Transporte, Roberto Morales y Adel Yzquierdo, así como la Primera secretaria del Partido en La Habana, Mercedes López. Todos somos uno ahora en el dolor que emana del paisaje después del desastre.

 

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