Con la voluntad del gobierno y el Partido de La Habana, se han inaugurado más de 2 mil objetos de obra en los últimos meses.

Gracias a la contribución territorial, hospitales, centros recreativos, gastronómicos, mercados agropecuarios, panaderías y carnicerías especializadas han sido remozados y reinaugurados.

Ello persigue brindar mejores servicios a la población y cambiar la imagen de la ciudad, recuperando sus lugares insignes.

También se ha trabajado en la creación de alternativas para aliviar el transporte público, tema neurálgico de la capital, con el servicio de taxis ruteros, que aunque ciertamente no solucionan el problema sirven de alivio y mecanismo regulador del sector privado.

Hoy las acciones se visualizan y los habaneros agradecen las transformaciones que tanto necesitaba la capital de todos los cubanos, sin embargo, aún queda mucho camino por andar.

Trabajo de todos

Aunque hay que reconocer que las autoridades de La Habana trabajan en función de cambiar la imagen de la ciudad, quedan muchos temas pendientes que no solo pasan por una voluntad política, sino también por falta de control e indisciplinas sociales.

Tristemente los micro vertederos continúan aumentando en nuestros barrios, salideros y vertimientos de aguas albañales se han vuelto parte de la comunidad, provocando molestias y creando espacios para la aparición de vectores y enfermedades.

La falta de calidad en los servicios e incluso la poca higiene de centros gastronómicos estatales y particulares persiste ante la mirada de funcionarios y comensales.

Es ingenuo pensar que resolver todos los problemas depende solamente del gobierno provincial. Hasta que cada ciudadano no asuma su responsabilidad, combata y contribuya a tener una Habana más bella, todo lo que se haga siempre será poco.