Foto: Roberto F. Campos/Cubadebate

La Habana, Cuba.- Para transformarlo en un hotel de lujo, el inmueble conocido como la Manzana de Gómez, en La Habana, fue objeto de una compleja intervención acorde con los instrumentos legales que protegen a las edificaciones con valor patrimonial.

Los trabajos acometidos tuvieron en cuenta que el edificio está catalogado como de segundo grado de protección y permite modificaciones o adaptaciones controladas, explica el arquitecto Aníbal del Prado Cartaya, proyectista general de la Empresa de Proyectos Restaura, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Con vista a su rehabilitación y refuncionalización como Hotel Manzana Kempinski se realizó una exhaustiva investigación histórica sobre el inmueble y sus valores estéticos y urbanísticos.

La instalación turística aprovechó la arquitectura y la estructura de la antigua Manzana de Gómez, a la cual se agregó un nivel, pero mantiene su volumetría.

Vestigios de las murallas

La conversión de la Manzana de Gómez en un hotel de lujo requirió de estudios arqueológicos que permitieron el hallazgo de restos de uno de los baluartes de las antiguas murallas de La Habana, cuya demolición comenzó en 1863 por la puerta de Montserrate.

Esas ruinas podrán ser vistas ahora en la instalación junto a varios nichos que exhibirán imágenes históricas, señala el arquitecto Aníbal del Prado.

Añadió que además se recuperó una inscripción en mármol con el texto: Manzana Central de A. Gómez Mena. 1894, ubicada ahora debajo de la marquesina.

Con sus 250 habitaciones y servicios del más alto standard, el hotel Manzana Kempinski -de propiedad 100% cubana- respeta el pasado, pero deja la impronta de nuestro tiempo.