El respeto a una vida digna ha sido siempre uno de los principios políticos y éticos de la Revolución Cubana.

Aún en medio de condiciones económicas muy desfavorables, nuestro pequeño país –subdesarrollado y hostigado sin tregua por un irracional bloqueo estadounidense de más de 50 años- garantiza a todos sus ciudadanos acceso pleno a la educación, a la salud, a la cultura.

Que, a pesar de tantas dificultades, Cuba haya podido mantenerse en pie, irrita sobremanera a la superpotencia imperialista, que insiste en atizar campañas dirigidas a silenciar los logros de la nación caribeña y a tergiversar la realidad de su sistema político.

Estados Unidos busca desesperadamente pretextos para acusar a Cuba, y ha encontrado en el tema de los derechos humanos uno de sus blancos predilectos en foros internacionales, sin tener en cuenta su propio descrédito en esa materia.

Diálogo sin imposiciones

Cuba asume con pleno sentido de responsabilidad su compromiso con los derechos humanos. Tiene un serio y amplio historial en materia de cooperación con todos los mecanismos de la Organización de Naciones Unidas que se aplican sobre bases universales y no selectivas.

Cuba es Estado Parte en varios de los tratados o convenciones de derechos humanos más importantes, como los que protegen a la niñez y a la mujer o se pronuncian contra la discriminación racial, la tortura, el genocidio.

Desde 1959 no ha habido en Cuba un solo desaparecido, tampoco un torturado ni una sola ejecución extrajudicial. Esa ha sido siempre la conducta de la Revolución.

En materia de derechos humanos Cuba favorece el diálogo con base en el respeto mutuo pero no aceptará jamás la calumnia ni la manipulación con fines políticos.

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