La Habana, Cuba. – Apenas unas horas nos separan de una nueva década. Es una franja simbólica que divide un año de otro, pero que en definitiva no es más que una barrera artificial, ahora entre 2019 y 2020.

Para los cubanos, que en el año que concluye fuimos blancos de la más dura hostilidad del vecino del Norte, cruzar esa frontera significará entrar en un año nuevo con múltiples desafíos por delante.

En primer lugar, habrá que hacer lo imposible por reactivar una economía que tiene tres grandes escollos: nuestras deficiencias internas, el complicado contexto internacional y el permanente esfuerzo de Estados Unidos por doblegarnos.

Son retos mayúsculos para cualquier país, pero recordemos que este año no solo resistimos, sino que incluso logramos un discreto crecimiento a pesar de esos mismos escollos.

Plan contra plan

Al despropósito enemigo de ahogarnos, el país se propone para 2020 un ligero crecimiento del Producto Interno Bruto, que estará aún muy lejos de lo que se necesita, pero que alcanzarlo será prácticamente una hazaña.

En el ámbito económico también está en el horizonte seguir desatando los nudos que amarran a la empresa estatal, potenciar las exportaciones y sustituir todo lo que se compra en el exterior.

Mención aparte merece la esperada unificación de las tasas de cambio y la eliminación del CUC, algo que, como recién explicó el presidente Díaz-Canel, se encuentra en fase avanzada de aprobación.

Vienen para los cubanos otros 12 meses de arduo trabajo para empujar al país en la dirección de la necesaria prosperidad colectiva. 365 días en los que seguiremos vivos y trabajando.