Foto/ Periódico 26

Los hijos de Cuba vivimos un momento trascendental, más que como meros pobladores y patriotas, como ciudadanos de esta República, cuya nueva Constitución se está configurando con la voz de todos.

Hasta el 15 de noviembre, a lo largo y ancho de la mayor de las Antillas, e incluso fuera de nuestras fronteras, los cubanos aportan sus consideraciones sobre el Proyecto que propone una actualizada Ley suprema.

En un ejercicio democrático sin precedentes, en el mes que recién comienza con la algarabía de un nuevo curso escolar, el estudiantado se suma a la construcción popular de la Carta Magna que deberá marcar el camino para un futuro mejor.

Así de grande es el derecho y así de grande tiene que ser el sentido de la responsabilidad para aportar criterios sustanciales a todo lo propuesto en el Proyecto, pues no estamos ante la discusión de un artículo, ni dos, sino ante una reforma total.

El partido del pueblo constituyente

El Proyecto de Constitución tiene como savia esencial el pensamiento del líder histórico de la Revolución, quien entendió con visión alumbradora que la unidad era la máxima divisa para lograr la emancipación martiana de con todos y para el bien de todos.

Por ello, el texto reafirma el papel rector del Partido Comunista, martiano, fidelista y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación, que no es electoral ni está por encima del pueblo, sino que simboliza su unidad.

En amargos capítulos de la historia de Cuba, el pluripartidismo solo sirvió a los intereses de una élite, que a su vez respondía a un imperio, mientras aquellos encumbrados volteaban la mirada ante los preteridos.

Fidel bien supo alertarlo: (…) en una sociedad que tenga que enfrentar los problemas del subdesarrollo y tenga que desarrollarse en condiciones tan difíciles (…), es esencial la unidad.