Hace 30 días del ataque terrorista contra la embajada cubana en Washington y la Administración Trump sigue sin abrir la boca.

Ni siquiera Trump, al que tanto gustan las redes sociales, ha escrito ni una palabra sobre el atentado.

Cuba, por intermedio de sus más altas autoridades y siguiendo incluso los canales oficiales, ha solicitado información y ha expresado su voluntad de cooperar en la investigación.

Sin embargo, desde allá no ha llegado ni una sola letra para al menos dar una explicación plausible o reiterar el compromiso oficial con la seguridad de diplomáticos y embajadas acreditadas en territorio estadounidense.

Sí, porque a pesar de ese silencio que demuestra connivencia, Estados Unidos está obligado por varios convenios internacionales a resguardar a diplomáticos y legaciones extranjeras.

Odio contra Cuba

Tras la agresión contra nuestra embajada en Washington, el gobierno cubano ha denunciado las estrechas relaciones entre el atacante y los grupos terroristas asentados en La Florida.

Cuba ha demostrado que como mínimo el ataque estuvo propiciado por un clima de odio y agresividad contra nuestro país, acrecentado con la llegada al poder de la Administración TRUMP.

NO es un secreto para nadie que en la Casa Blanca algunos susurran, y otros incluso gritan, para alentar la agresividad contra nuestro país.

Los 32 disparos contra nuestra embajada fueron hechos con la clara intención de matar, aunque ahora afirmen que el terrorista era un perturbado mental.

Lo que está claro es que ahora el gobierno de Estados Unidos mira a otro lado, cierra la boca y cumple hoy un mes de callada complicidad.