La Habana, Cuba. – En medio de una pandemia que está acabando con medio mundo, Estados Unidos se lanza a amenazar a Venezuela y como en el viejo oeste hasta ofrece 15 millones de recompensa por Nicolás Maduro.

Ahora arguyen una supuesta complicidad con el narcotráfico, una justificación traída por los pelos, pues todo el mundo sabe dónde viven los mayores narcotraficantes de Sudamérica.

El descaro es mayúsculo porque el mismísimo Trump, hace apenas unos días, reprendió en público al presidente Iván Duque a quien pidió que fumigara los campos de coca que florecen en Colombia, aunque para eso se utilice el cancerígeno herbicida Glisofato.

Claro, que la reunión en Washington entre ambos presidentes más que nada sirvió para cuadrar el nuevo intento desestabilizador contra la Revolución Bolivariana, una espina que tanto Trump como Duque tienen bien atravesada.

Costo multimillonario

Menos de una semana después de que la Administración Trump acusara de narcotráfico a altos dirigentes de la Venezuela chavista, Washington comenzó una operación militar que implica duplicar las fuerzas estadounidenses presentes en el mar Caribe y en el Pacífico.

Buques de guerra de última generación, aviones espías y miles de tropas se acercan a las costas venezolanas en un despliegue bélico que hacía años no se veía en la región. Pero esa demostración de fuerza, que tiene un costo multimillonario, ocurre cuando en Estados Unidos la pandemia por el nuevo coronavirus parece imparable y los muertos superan -con largueza- el millar.

Es difícil pensar que la amenaza a Venezuela sea una cortina de humo ante la grave situación sanitaria interna, pero conociendo a Trump cualquier cosa es posible.