Grandes y complicados son los problemas del transporte público, cuyas carencias sufrimos todos cada día.

En La Habana, donde viven más de 2 y medio millones de personas, más una apreciable cifra de población circulante, los medios privados han pasado a ser un paliativo a esos inconvenientes, originados, entre otras causas, por un bloqueo que en el último año costó al sector más de 100 millones de dólares.

Por eso, el Gobierno busca soluciones que favorezcan a clientes y a dueños de los autos. En ese camino anda el experimento que comienza hoy en la capital que involucra a más de 4 mil propietarios de Licencias de Transporte.

De manera gradual, comienzan a ser citados para actualizar esa licencia y acogerse a 3 modalidades de trabajo: taxi en ruta, libre o de alto confort. La idea es bajar los precios, sin afectar los ingresos de los choferes privados.

Facilidades para todos

Con la gradual puesta en marcha del nuevo ordenamiento del transporte en la capital, los choferes podrán adquirir a precios módicos los necesarios neumáticos y baterías.

Además comprarán el combustible diésel a 2 pesos el litro, una medida muy importante porque ese es el recurso que más se gasta en el trabajo diario y que, por otro lado, utiliza el 85 por ciento de los autos implicados en el experimento.

A cambio, en las 23 rutas diseñadas en la capital el precio será de 5 pesos cada 8 kilómetros. Después de 4 meses, se prevé extender el experimento a Artemisa y Mayabeque, y en un año, al resto del país.

De igual forma, deberán sumarse vehículos de mayor porte y capacidad. Veremos entonces los resultados de esta experiencia que busca que todos ganen.

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