Con el asalto al Moncada, Fidel Castro marcó un nuevo rumbo a la Historia de Cuba

La Habana, Cuba. – Nada detuvo a Fidel. Ni siquiera el revés del Moncada, que convirtió en una increíble victoria, a fuerza de argumentos y fe.

De esa voluntad hablan hoy  los disparos que aún se aprecian en la fachada amarrilla del Cuartel, convertido ahora en una escuela.

Fidel, y quienes desde el principio lo acompañaron en una gesta extraordinaria, se lanzaron con las armas en la mano a redimir a un pueblo que era una masa irredenta, a la que todos ofrecían y a la que todos engañaban y traicionaban, la que anhelaba una Patria mejor y más digna y más justa.

Después del Moncada la historia de Cuba fue otra, porque unos años más tarde llegaron al poder aquellos mismos asaltantes, cargados con los mismos sueños de justicia. Y el país cambió. Y empezó otra épica igual de trascendente: construir una sociedad diferente donde parecía un imposible.

Pero lo logramos y ahora hay que seguir.

La misma lucha

Todo esfuerzo parece hoy insignificante frente a la proeza de aquellos años. El camino no era un lecho de rosas. Había que construirlo, con todos los riesgos que ha comportado vivir, trabajar y crear en un país que creció bajo amenaza. Pero pudimos, afirmaba el presidente Miguel Díaz- Canel.

De esa forma, trazaba un arco histórico entre la Generación del Centenario y quienes ahora asumimos tareas nuevas, pero igualmente transformadoras de la sociedad.

Cuba está inmersa en un profundo proceso de cambios, bajo la sombrilla mayor de los Lineamientos, que incluye hasta la modificación de la Constitución.

Tampoco es un camino fácil porque las condiciones siguen siendo adversas y el enemigo igual de poderoso. Pero los cubanos tenemos la obligación, como ayer Fidel ante los muros del Moncada, de impedir que nada nos detenga.