Mujres cubanas son protagonistas en varios sectores

La Habana, Cuba. – La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios, aseguraba la francesa Flora Tristán, a inicios del siglo XIX.

El empeño de la feminista y luchadora socialista, malogrado por el tifus cuando tenía 41 años, tuvo su primer eco en 1893, cuando Nueva Zelanda fue la primera nación en aprobar el voto femenino.

Mucho más hubo que esperar en Cuba, a pesar de los esfuerzos de la adelantada Ana Betancourt para incluir ese derecho en la Constitución de Guáimaro.

Tras escarceos y manipulaciones políticas típicas de la seudo República, el 10 de enero de 1934, de forma sorpresiva, el saliente gobierno de Grau San Martín, con un Decreto Ley otorgó a las mujeres el sufragio femenino sin restricciones. Sin embargo, faltaba mucho por andar.

Una realidad tangible

Solo con el radical giro que dio el país en 1959, comenzó un verdadero proceso de emancipación femenina que llevó a nuestras mujeres hasta alturas nunca soñadas.

En la actualidad, ellas representan más del 65 por ciento de la fuerza profesional y técnica, y del 60 por ciento de los graduados universitarios. Además, se benefician de un sinnúmero de normativas que protegen sus derechos reproductivos y sexuales y el acceso a la salud, educación y seguridad social, al empleo, la superación técnica y profesional, así como la capacidad de elegir y ser elegida.

Lo que en otras latitudes es un viejo reclamo, para las mujeres cubanas es una realidad tangible y cotidiana que supera incluso aquello que hace casi un siglo y medio pedía Flora Tristán, adelantándose a su tiempo.