Esta semana empezaron en Miami una triste misión, contar a quienes duermen cada noche en la acera. Al curioso inventario suman a residentes bajo puentes, asientos de parques, estaciones del metro y de ómnibus.

Una muestra del drama fue escrita el pasado martes  por Brenda Medina, periodista de El Nuevo Herald. El título de su reportaje es: Cuando el techo es el cielo (una noche con desamparados en Miami-Dade).

Medina comienza citando el caso de un ex-integrante del Ejército recluido como vagabundo en un local para mendigos. Se trata de Woodrow Cowl, localizado en la madrugada del 27 de enero último sobre el piso de una parada de ómnibus.

Empleados del gobierno municipal de Miami lo incorporaron a su lista anual de indigentes que deambulan por allí. Junto al ex-militar solo encontraron bebidas alcohólicas.

Indigentes bajo la alfombra

Según escribe la periodista de El Nuevo Herald Brenda Medina, el año pasado hubo en total 4235 indigentes en Miami. Pero, subraya la columnista, ahora solo en enero llegaron a 3847.

El año pasado reportaron que, como promedio, unas 980 personas sufrieron el rigor de la intemperie.

Hace alrededor de tres meses funcionarios del Homeless Trust localizaron a más de mil desamparados durmiendo en la calle. Uno de ellos reveló no ser de Miami, así como que vive en la calle hace años, sin ver a su familia ni poder abandonar el alcohol.

Su testimonio, aseveró la autora del reportaje, es parecido al de muchas personas entrevistadas esa noche. Añadió que tienen problemas de salud mental o adicciones, mientras otros repudian ingresar al sombrío mundo de esos albergues.