Aunque los medios de prensa califican como una ceremonia vergonzosa, el presidente norteamericano, Donald Trump, afirmó rotundamente que la enmienda que permite la masiva posesión de armas en su país nunca estará bajo asedio oficial.

En otras palabras santificó que la primera potencia capitalista seguirá siendo una nación  donde cualquiera puede acceder al tipo de armas que considere.

Olvidando así  los horrendos sucesos que esa decisión ha provocado en toda la Unión y a escasos cuatro meses de la matanza de estudiantes en una escuela de La Florida.

Ante un auditorio compuesto por directivos de la Asociación Nacional de Rifle, Trump reiteró que estar armado es una garantía de no ser víctima de ataques por ajenos, y por tanto ese presunto derecho será respetado y consagrado por su administración.

Aberración total

El reciente discurso de Donald Trump ante la Asociación Nacional de Rifle, una crucial donante de fondos para su campaña electoral, tuvo incluso un fuerte rechazo en Francia.

Y es que la falta de límites de la que suele hacer gala el jefe de la Casa Blanca le llevó a decir que los 130 ciudadanos masacrados en 2015 en París por varios terroristas, no hubiesen muerto de haber estado armados.

Al mismo tiempo gesticulaba con las manos como si estuviese portando un fusil e imitaba el sonido de los disparos con la boca, bajo el aplauso de los presentes.

En la capital gala el ex jefe de gobierno en aquellos años Francois Hollande calificó de vergonzoso lo dicho y hecho por Trump, mientras que el ex primer ministro galo Manuel Valls escribió: “Es indecente e incompetente. Qué otra cosa se puede decir”. París también le rechazó oficialmente.