Nelson Mandela un símbolo para el mundo

Aunque en algún momento de su vida, Nelson Mandela tuvo que tomar las armas, no hay dudas de que fue un hombre de paz.

Podemos cambiar el mundo y hacer que sea un mundo mejor. Está en tu mano hacerlo realidad, decía el mítico Madiba, quien resistió 27 años de cárcel precisamente por intentar cambiar la realidad de una Sudáfrica que vivía bajo la oprobiosa segregación racial del apartheid.

El preso 46 664 aguantó con estoicidad espartana en una celda de 2, 40 metros de alto por 2,10 de ancho. Salió de la prisión de la isla de Robben y cuatro años después, a golpe de prestigio, ganó las elecciones y ocupó la presidencia.

Sin embargo, en el empeño de hacer una nueva Sudáfrica sin racismo, tuvo la grandeza de unir a blancos y negros, sin recurrir a la venganza.

Un país nuevo

La reconstrucción de Sudáfrica solo podía hacerse con la voluntad de todos, blancos y negros, porque el gobierno de Mandela heredó un país con serias desigualdades.

De los 40 millones de sudafricanos, unos 23 millones carecían de electricidad o servicios de salud pública y la tercera parte de la población era analfabeta.

Desde el poder, el líder del Congreso Nacional Africano desmontó la estructura socio-política del apartheid a través del combate al racismo, pero también a la pobreza y la desigualdad social.

La promoción de la reconciliación fue bandera principal de Mandela, merecedor del Premio Nobel de la Paz en 1993.

Madiba cuya amistad con Fidel Castro y admiración por Cuba era pública, recibe este lunes el homenaje de Naciones Unidas, una organización nacida para promover la paz.