Lula mantiene muy preocupada a la oligarquía de Brasil

La Habana, Cuba. – Ni las injustas rejas han impedido el absoluto dominio de Luis Inacio Lula da Silva sobre el electorado de Brasil.

De cara a las elecciones presidenciales del 7 de octubre, el exmandatario y principal figura del Partido de los Trabajadores acumula 37 por ciento de la intención de voto. Tiene un 18 por ciento su más cercano rival, el militar ultraderechista Jair Messias Bolsonaro, quien, dicho sea de paso, parece una mala caricatura política de Trump.

Después del segundo puesto, ninguno de los 11 candidatos restantes se acerca al 14 por ciento, la cifra que, en el actual panorama, permitiría ir a segunda vuelta. Pero a pesar de que está a la cabeza en las encuestas, Lula sigue encarcelado sin pruebas, solo sobre la base de las declaraciones de personas cuyas sentencias fueron reducidas a cambio de testificar en contra del antiguo líder sindical.

El Plan B

En el probable caso de que el Tribunal Electoral en septiembre venidero impida a Lula continuar con su candidatura presidencial, el Partido de los Trabajadores tiene como opción al exalcalde de Sao Paulo,  Fernando Hadad.

Si no rinden frutos las protestas populares, los recursos jurídicos y los esfuerzos de la campaña internacional por Lula da Silva, Hadad trataría de atraer la intención de voto de quienes respaldan al antiguo obrero metalúrgico.

Sería una forma de pelear con posibilidades de éxito en la segunda vuelta, convocada para el  28 de octubre. Impedir la participación de Lula en las elecciones y que el Partido de los Trabajadores  quede sin opciones sería una apuesta arriesgada para la historia política de Brasil, un país donde la izquierda, aún desde la cárcel, pone en jaque a la oligarquía.