La Habana, Cuba.-  Ni siquiera Kennedy calculó el alcance, duración y perfidia de la orden ejecutiva 3447 firmada en febrero de 1962 para instaurar el bloqueo.

Ese texto, que suscribió después de apertrecharse de una buena partida de tabacos cubanos, se convertiría en la primera vuelta de tuerca para apretar el cerco contra Cuba.

Años más tarde se agregarían las leyes Torricelli y Helms-Burton, así como un sinfín de disposiciones que ahora conforman el tupido entramado legal erigido contra el país caribeño.

Pero Cuba resistió, y precisamente esa resistencia despertó la admiración y solidaridad de casi todo el planeta.

El asombro inicial, convertido después en respaldo, explica los resultados de las votaciones en la Organización de Naciones Unidas de la resolución que cada año presenta La Habana para condenar la hostilidad de Washington.

Defender a Cuba

La solidaridad ha crecido de manera exponencial a la resistencia de los cubanos al cerrado cerco impuesto por Estados Unidos.

Si en un inicio nuestros diplomáticos tuvieron que retirar en Naciones Unidas un primer proyecto de resolución de condena al bloqueo, muchos años después, en 2016, respaldaron ese texto 191 países, ninguno en contra y se abstuvieron dos, Estados Unidos e Israel.

Por otro lado, se han multiplicado, como flores en primavera, las organizaciones de solidaridad que defienden el derecho de Cuba a escoger su propio camino.

Desde los Pastores por la Paz, con su tradicional desafío anual, hasta la más humilde y pequeña asociación constituida en un lejano país, todas esas muestras de respaldo alimentan la confianza en la intensa lucha para que llegue el día en que termine el bloqueo.

 

 

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