Trump puede terminar el ciclo de la hegemonia yanqui

La Habana, Cuba. – No pocos analistas, incluso norteamericanos, ya hablan de que la administración de Donald Trump podría marcar el declive de los Estados Unidos de la posición privilegiada global que ostentó desde finales de la Primera Guerra Mundial.

Y si hay una causal interna grave en este vaticinio, es precisamente la marcada falta de objetividad en la política exterior de las clases dominantes norteamericanas. Estas, creídas de que el imperio llegó para ser eterno, muestran una insuficiencia de materia gris que hoy se hace notoriamente evidente a pesar de una correlación internacional de fuerzas claramente desfavorable para el hegemonismo.

La práctica global gringa no solo insiste en la prepotencia, sino que incluso quiere hacerla valer en sus rasgos más violentos, desbordados y cargados de menosprecio hacia los demás.

Un universo diferente

Es evidente que el desfase de Donald Trump y sus socios es total, y que NO disciernen que mientras más insisten en apretar el dogal en un tiempo en que ya NO pueden hacerlo con la impunidad y la eficacia de decenios atrás, más contribuyen a la cohesión, la unidad, y la capacidad de repuesta de los agredidos. Es más, van tan lejos en el pretendido asalto a otros, que tocan fibras que llegan a involucrar, alarmar y movilizar a gente a veces NO necesariamente concordante con ciertas políticas y pareceres dentro sus propios países. Porque pretender dejar sin patria y sin nación a un pueblo resulta  más torpe y más loco que emprenderla contra una figura política o un gobierno determinado. Eso sin contar la existencia a esta hora de fuertes rivales capaces de contragolpes paralizantes.