La Habana, Cuba.- El candidato presidencial republicano Donald Trump, informó la posibilidad de un fraude en los comicios del próximo ocho de noviembre. Ahora trató de negarlo en Miami una columnista del periódico el Nuevo Herald, Bernadette Pardo.

Pero recurrió a un pésimo ejemplo para avalar su tesis, las elecciones del dos mil en  Estados Unidos. El suceso pasó como el más escandaloso fraude electoral que haya tenido lugar en ese país.

No obstante, la periodista Pardo se atreve a escribir que entonces fueron testigos del por qué el proceso electoral en los Estados Unidos es sagrado. Ella misma recuerda que hace 16 años, frente a los más de 100 millones de votos emitidos, la presidencia fue decidida por 537 sufragios.

Donde pierden los ganadores

En los comicios presidenciales del 2 mil se enfrentaron George W. Bush, republicano, y Albert Gore, demócrata. Las irregularidades llegaron tan lejos que fueron remitidas al Tribunal Supremo de la Florida.

Allí se decidía la victoria de uno u otro candidato, pero no aprobaron volver a contar los votos. Tampoco lo autorizó la Corte Suprema de los Estados Unidos, y así fueron tales magistrados quienes dijeron la última palabra.

¿Y los 100 millones de votantes que opinaron distinto? Se limitaron a informarse por televisión sobre lo acontecido. ¿Qué se cuestionaba entonces? La mala intención de un oscuro grupo de conspiradores. ¿Qué teoría fabricaron las autoridades?

Las boletas fueron deficientemente marcadas y no pudieron identificar su validez. Ahora Donald Trump disparó alarmas con un posible fraude en las próximas elecciones.