La Habana, Cuba. – Dentro de apenas unos días los Estados Unidos proclamarán como presidente al magnate Donald Trump, electo en los controvertidos comicios de noviembre último.

Como era de esperar, tanto por su personalidad como por su retórica, son muchas las especulaciones en torno a lo que puede o no traer para el país norteamericano y el resto del orbe el inminente cambio de administración en la Casa Blanca.

Trump se ha encargado de decir muchas cosas, algunas de las cuales luego ha atemperado o colocado en el saco del olvido, como señal que una cosa son las arengas pre votación, y otra el trazado de la política.

De todas formas, la gente sigue hablando de que organizó un gabinete de potentados, que ha cometido deslices riesgosos con respecto a China, en fin, todo un rosario de opiniones de todo signo.

Cuba en el ruedo

Desde luego que el tema Cuba no ha faltado entre los que intentan determinar los futuros rumbos de Donald Trump, con más razón cuando el saliente Barack Obama deja una serie de medidas que apuntan a intentar un acercamiento con la mayor isla de las Antillas.

En consecuencia, entre las comidillas está si el nuevo presidente dará continuidad a lo ya hecho, o intentará y hasta podrá revertir lo pactado con La Habana.

Pistas ha habido de una y otra cosa, pero lo cierto es que los más juiciosos recomiendan esperar, toda vez que, vale repetirlo, una cosa es lo que se diga y otra la realidad cotidiana.

En cuanto a los cubanos, ciertamente nos es mucho más trascendente discernir que podemos hacer nosotros mismos por el país y su futuro, y si las condiciones externas son favorables, pues mejor.