Visita de Maduro a China marca un nuevo tiempo

La Habana, Cuba. – Los alentadores resultados de la reciente visita del presidente venezolano, Nicolás Maduro a China indican que van pasando los tiempos de absoluto desamparo para los pueblos agredidos del orbe.

Beijing indicó al recibir al visitante que confía plenamente en los esfuerzos bolivarianos por enfrentar las consecuencias de la agresión externa liderada por Washington y promover los cambios internos que se consideren efectivos para dar mejor respuesta a la actual crisis insuflada desde el exterior.

Pero todo no quedó en declaraciones, y China concretó con Venezuela un importante grupo de acuerdos en campos determinantes de la economía y el desarrollo social, como evidencia de que para las naciones menos favorecidas o víctimas del cerco hegemonista, existen en el orbe otras alternativas prometedoras y serias.

Poderosos asideros

Hay que advertir que para los tradicionales agresores internacionales, el camino ya no es tan expedito como decenios atrás.

China y Rusia se han convertido en dos formidables polos globales con el suficiente poderío económico, político y militar como para obstaculizar y frenar las aventuras expansionistas e injerencistas de Washington y sus seguidores, y no precisamente mediante la violencia.

La políticas de cooperación, mutuas ventajas, entendimiento, firmeza y apoyo que Beijing y Moscú desarrollan en sus vínculos internacionales, les hacen cada vez más acreedores de la confianza y las simpatías de no pocos gobiernos, que ven en esa devenir el signo de una nueva época universal más justa y decente. S

e trata de prácticas que atraen y para nada generadoras de rechazo y reservas.