Dos fechas importantes -sin aparente vínculo- se asientan en el enero de Cuba: el 28, natalicio de José Martí, y el 15, Día de la Ciencia.

La América es esencialmente necesaria al estudio de la ciencia nueva, y sin ella nada podrán deducir de cierto sobre la unidad, identidad y época común de aparición del género humano, dijo el Apóstol.

Desde muy joven se convirtió en uno de los más completos divulgadores de los avances de la ciencia y la técnica del período, donde realiza una justa valoración de estas ramas como fenómenos sociales, vincula su desarrollo con las condiciones históricas concretas, y ejerce una alerta constante a nuestros pueblos sobre las intenciones norteñas de dominarlos.

Desde la óptica de Martí el desarrollo científico no podía concebirse para satisfacer las ansias de poder de los explotadores.

Binomio indisoluble

Como madre amorosa que descompone, elabora, estudia y crea en pro de tantos hijos que la desconocen, la desdeñan o la olvidan, calificó José Martí a la ciencia, sector que hoy 15 de enero celebra su día en Cuba.

¿Qué mayor poesía que a la que a manera de selva amazónica, va surgiendo ante los ojos a la lectura de un libro científico en que se revela la grandiosidad, armonía y espíritu de la naturaleza?, expresó también el Apóstol, de quien el próximo 28 se cumplen 165 años de su natalicio.

Por ello, ambas fechas son como un binomio indisoluble, y en cada conmemoración del Día de la Ciencia hay un espacio importante para recordar a José Martí. Enero es para los cubanos, martiano y científico.