La Habana, Cuba. – Esto es cosa del diablo, dijo uno de los supervivientes de la reciente matanza ejecutada en una Iglesia de un perdido pueblo rural de Texas.

Un total de 26 muertos y un número casi similar de heridos es el saldo del crimen que volvió a traer al debate político y social de Estados Unidos, la fácil adquisición de armas, sin mucho control.

Según algunas entidades independientes, en ese país hay 9 armas por cada 10 ciudadanos. Un estudio del Congreso determinó en 2012 que había en las casas 310 millones de armas, 11 millones menos que la población estadounidense. no obstante, cada vez que ocurre una masacre por la acción de algún loco o de un terrorista, se alega que las armas no son las responsables de las muertes, sino la actuación de los hombres, una visión parcial y cínica de un fenómeno macabro y cruento.

Estadísticas de la muerte

Cada año mueren en Estados Unidos cerca de 34 mil personas por las armas, una media de 93 por día, según datos de la Campaña Bredy, una organización a favor de mayor regulación en la adquisición de esos medios.

Solo en octubre han ocurrido más de 5 mil 700 incidentes con armas y han muerto casi mil 500 personas. Las balas han segado la vida de más de 200 mil personas en los últimos 6 años.

Ni siquiera esos números han permitido apretar las regulaciones para la venta pública, incluso de armamento militar, por el colosal escollo que significa la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que por cierto respalda a Trump. Por eso, algunos piensan que todo es cosa del diablo, pero lo cierto es que en Estados Unidos el infierno está en venta.