La situación exige un mayor control del combustible

La Habana, Cuba. – Hace poco más de un año,  Raúl Castro afirmaba que la más rápida y fácil fuente de recursos es el ahorro. En ese sentido agregaba que debemos lograr que deje de ser una mera consigna para convertirse en una norma de conducta, fundamentalmente de los cuadros y trabajadores a todos los niveles.

Más que un par de frases, es ese un concepto vigente sobre todo ahora que los tanques están medio vacíos y que el país vive momentos complicados.

Por supuesto que nada sustituirá en volumen al suministro que podamos lograr en el exterior, pero está más que claro que hay que ahorrar hasta la última gota de lo que llegue.

En un país dependiente en buena medida de lo que se compre en el mercado internacional, el gobierno hace malabares para mantener la vitalidad de la nación, por lo que hoy casi es un crimen de lesa humanidad malgastar lo poco que tenemos.

Responsabilidad indiviual

El país destina cada año unos 3 mil millones de dólares de dólares a la compra de combustible. Es, por supuesto, una erogación muy grande que siempre tensa la capacidad financiera nacional y que no puede ser dilapidada por la inconsciencia de alguien. Por eso, es ahora imprescindible que cada uno actúe con responsabilidad como ha pedido reiteradamente el presidente Díaz-Canel.

Sabedores de que la llegada de la temporada lluviosa siempre complicaba las cosas, los campesinos cubanos acuñaron un viejo refrán que hoy, salvando las distancias, viene como anillo al dedo: Guarda pan p’a mayo y maloja p’a tu caballo.

Ya está a punto de terminar la etapa de lluvias, pero ahora el país vive una situación apretada que obliga a ahorrar cada gota de combustible como si fuera la famosa maloja del caballo.

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