La Habana, Cuba. – La Caravana de la Esperanza realizada por el ex presidente brasileño Luis Ignacio Lula da Silva en diversas regiones del gigante sudamericano, sin dudas concita la alarma entre aquellos que, fraudulentamente, ocuparon el gobierno y pretenden desarticular la obra de sus predecesores de la izquierda.

Lula, cuya figura se ha querido desacreditar mediante acusaciones no demostradas de corrupción, ha logrado por estos días niveles de popularidad sin precedentes, de manera que según encuestas, de realizarse ahora las elecciones generales, programadas para el próximo año, ganaría fácilmente la magistratura en una primera vuelta.

Se trata del indicativo de que la aceptación por el pueblo del líder del Partido de los Trabajadores es fuerte y sentida, y está por encima de todas las campañas y actos en su contra.

Una derecha política en caída

El cuadro político brasileño proyecta entonces la renovada figura de Lula, el presidente de mayor aceptación en la historia nacional, frente a un grupo de reaccionarios aposentados en el Parlamento y un presidente de facto, Michel Temer, totalmente desprestigiado por sus acciones y su falta de ética.

De manera que la disyuntiva parecería clara para la mayoría del país, que ha debido sufrir, desde el golpe de Estado institucional, una importante descapitalización de sus riquezas, el encumbramiento de ladrones y corruptos, incluido Temer, y el alejamiento de Brasil del concierto de naciones latinoamericanas y caribeñas apegadas a la justicia, la equidad y la soberanía.

En consecuencia, 2018 podría significar un cambio positivo para Brasil si Lula finalmente acude a la contienda.