A lo largo y ancho del país, unos 2 millones de cubanos están de nuevo en las aulas en todos los niveles de la enseñanza.

Es la continuación del esfuerzo colosal que hace la nación cada año para mantener un sistema educativo que, a pesar de los problemas, sigue siendo universal y gratuito.

Es la inversión más grande del país, pues millonarios recursos se destinan a libros y libretas, laboratorios, electricidad y salarios, por solo citar algunas partidas.

Cerca de la cuarta parte del Presupuesto Nacional se utiliza en garantizar la Educación.

Más de 8000 millones de pesos se emplearon el pasado año en ese sector, una cifra solo superada por la que se destina a la Salud Pública y que de conjunto habla de la voluntad política de un gobierno por mantener, hace más de medio siglo, programas sin costo alguno para todos.

Una fiesta del conocimiento

Invertir en educación es un asunto complicado, sobre todo en Cuba, donde el acceso es gratuito y universal.

Formar un obrero calificado demora unos 15 años y 17 tener a un graduado de educación superior.

Es un período en el que los estudiantes reciben casi todo de manera gratuita. Es, además, un tiempo largo que hay que esperar para que esos profesionales, con su preparación, retribuyan a la sociedad, lo que la sociedad les dió.

Por eso, es tan importante cada inicio de curso escolar, cuando muchos inician el camino de la formación y otros recién acaban de concluirlo.

Comenzar el período lectivo, que es una fiesta del conocimiento, es además una celebración para toda la sociedad, porque es la confirmación de que habrá futuro, mientras haya clases.