Algunos difunden sonidos fuertes

La Habana, Cuba. – Aun cuando existen disposiciones legales en Cuba acerca de la emisión de sonidos, no es menos cierto que se violan a diario tanto en el entorno hogareño como espacios públicos.

Para algunos estar en su casa les otorga el derecho de obligar a otros a tener que escuchar la música que ellos decidieron amplificar por altavoces.

Una caminata por cualquier calle cubana nos lleva a una especie de collange de ritmos que de manera desproporcionada salen de bocinas ubicadas en casas, balcones, autos y establecimientos públicos.

A veces sin nuestro consentimiento nos hacen participe de fiestas, amplificando a todo volumen la música que ameniza un cumpleaños, una boda o cualquier otra celebración, en algunos casos sobrepasando la medianoche, horario donde muchos aspiran descansar.

Respetar el derecho ajeno

El desarrollo tecnológico nos ha traído una infinidad de posibilidades para emitir sonidos, teléfonos celulares, computadoras, equipos de música, radios y televisores son comunes en cualquier sitio de Cuba, lo cual no ofrece derecho a sus propietarios a obligar a otros a disfrutar de sus preferencias musicales.

Estudios científicos confirman que la sociedad moderna enfrenta el problema de la contaminación sonora, un mal que tiene como primera víctima el respeto al derecho del otro a conservar su tranquilidad y su espacio auditivo, de ahí que nadie tenga patente de corso por difundir a los cuatro vientos miles de decibeles de audio irrumpiendo en la privacidad de otros, ganar conciencia en ello es tarea de hoy.

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