La Habana, Cuba. – Una rápida mirada a estos casi 60 años de bloqueo basta para darse cuenta de que la hostilidad de Estados Unidos ha dañado severamente a los cubanos.

Desde febrero de 1962, cuando Kennedy convirtió en ley esa ojeriza política, cada instante de la vida cotidiana está marcado por los efectos de un cerco que pretende rendirnos por hambre. Por eso, el exhaustivo informe anual que presenta la cancillería a Naciones Unidas recoge denuncias de todo tipo que ilustran la malsana intención de sucesivas administraciones estadounidenses.

No es una exageración decir entonces que durante más de medio siglo desde la Casa Blanca se entorpece el desarrollo del país. Y es que nunca han escondido que el objetivo deliberado del bloqueo es causar daños económicos y privar a Cuba de recursos financieros.

Contra todos

El bloqueo ha sido, y sigue siendo, un freno para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana.

A precios corrientes, los daños acumulados durante casi seis décadas de aplicación de esa política superan los 138 mil 843 millones de dólares. Imagínese usted qué hubiéramos podido hacer con esos recursos y sobre todo sin el cerco que aprieta el cuello de la nación.

Esa hostilidad, por su declarado propósito y el andamiaje político, legal y administrativo en el que se sustenta, es considerada a la luz del Derecho Internacional como un acto de genocidio que perjudica a 11,2 millones de cubanos.

El bloqueo es la más cruda expresión de que Estados Unidos quiere rendir a Cuba, aunque tenga que dañar a todos los cubanos.