La Habana, Cuba. – Hacía mucho tiempo que los embalses del país no disponían de tanta agua. Las lluvias del año anterior resultaron en extremo beneficiosas, al punto de poner fin a dos años de una sequía severa que calificó como la más grave de los últimos 115.

Un reciente informe gubernamental señaló que el promedio nacional de precipitaciones el pasado año fue de mil 526 milímetros, es decir el 114 por ciento del valor histórico anual. Tanto en Occidente, como en el Centro y en el Oriente, llovió por encima de los valores habituales.

Esa fue la cara más dulce del devastador huracán Irma, cuyos destrozos no se compensan, pero que dejó agua en casi todas las presas del país, las que hasta la llegada del violento meteoro recogían apenas el 38 por ciento de la capacidad nacional de llenado.

Para no olvidar

La sequía que ha vivido el país aún está a la vuelta de la esquina, porque hace menos de un año el 61 por ciento del territorio nacional sufría por la escasez de agua. Hay que recordar que en algunos lugares, como en Santiago de Cuba, hubo que reducir la entrega a la población a largos ciclos que en muchas zonas se extendieron durante más de una semana. En otros territorios, incluidos algunos de La Habana, el abastecimiento hubo que hacerlo con pipas.

Ahora parece que no hay sequía, pero los especialistas afirman que solo se ha agazapado, escondida entre los peores efectos del maldito Cambio Climático. Por eso, en estos días de bonanza líquida no se puede malgastar lo que disfrutamos y ahora, cuando tenemos, es el momento en que más hay que ahorrarla.