Monumento que recuerda la presencia de Abel santamaria

La Habana, Cuba. – Los jóvenes que participaron en las acciones del 26 de Julio, tanto en el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, como al Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, representaban lo más auténtico, puro y patriótico de la juventud. Solo el inmenso amor a la Patria, la pasión revolucionaria por traer al pueblo.

justicia y libertad justifican tamaña empresa en la que estaban conscientes de que la muerte los acechaba. Abel Santamaría Cuadrado, el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes, cuya gloriosa resistencia lo inmortaliza ante la Historia de Cuba, como lo calificara Fidel, fue uno de ellos.

Su osadía al frente de los que tomaron el hospital Saturnino Lora lo ejemplifica como símbolo de resistencia ante las torturas sufridas una vez prisionero.

Los asesinos de la tiranía de Batista se ensañaron con él. Su hombradía lo perpetúa en la historia.

Abel y Fidel, la hermandad suprema

Fidel y Abel eran como hermanos; su amistad fue ejemplar y juntos irradiaron a los demás jóvenes, que veían en ellos a los líderes natos de la insurrección.

En cierta oportunidad, tras conocer a Fidel, Abel confesó a su hermana Haydée que había conocido al hombre que cambiaría los destinos de Cuba!. !Se llama Fidel y es Martí en persona!, le dijo.

Las más difíciles misiones encargó el jefe de la Revolución al joven Abel, quien con extrema modestia las cumplía.

Tras los últimos preparativos para salir al combate en el Moncada, Fidel, comprendiendo la preocupación de Abel como segundo jefe de la acción, le dice: Yo voy al cuartel y tú vas al hospital, porque tú eres el alma de este movimiento y si yo muero tú me reemplazarás.

Tenía 25 años Abel Santamaría cuando entregó su vida a la Revolución y se sembró en el altar de la Patria.