Su nombre es ejemplo para las mujeres del mundo. Tamara Bunke Bider, una de las más altas figuras del internacionalismo femenino en América, reafirmó su vocación de combatiente revolucionaria en Cuba.

En los pocos años que vivió en nuestra patria, del año 1961 al 1964, Tamara desarrolló una labor incansable y callada.

Durante su estancia en Cuba, la joven argentina se vinculó estrechamente con la Federación de Mujeres Cubanas, organización que tiene el orgullo de haberla contado en sus filas.

En su breve tránsito por la FMC, Tamara dedicó mucho de su entusiasmo y capacidad al trabajo de la Federación, compartiendo labores en la entonces Secretaría de Educación y Divulgación de la Dirección Nacional.

Cuba marcó su vida

En Cuba, donde no era verano aún cuando ella llegó, Tamara Bunke prestó sus energías y su vasta cultura, avalada con el dominio de cinco idiomas, a las actividades de la FMC.

Organización en la que cultivó muchas amistades y realizó una importante labor. Como una federada más participó en trabajos voluntarios y se ciñó el uniforme de miliciana.

La muchacha argentina también colaboró con el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, la UJC, la Central de Trabajadores de Cuba y el Ministerio de Educación, entre otras organizaciones y organismos del Estado, con un afán consciente de servir y serle útil a la Revolución.

Su estancia de cuatro años. En nuestro país, fueron suficientes para marcar la existencia de Tamara Bunke Bider. Aquí la argentina-cubana esclareció concepciones y encontró su camino.

Destino revolucionario

En Cuba, país al que consideró como suyo, Tamara Bunke también encontró el amor y reafirmó su vocación de combatiente revolucionaria e internacionalista.

En el tiempo en el que vivió en nuestra patria la joven desarrolló una labor incansable y callada, esclareciendo ideas y proyectoss

Los que la conocieron íntimamente, cuentan que a la muchacha de acento porteño, que vestía de miliciana y manejaba el fusil con destreza, le latía la inquietud, expresada en sus constantes “me queda mucho por hacer”.

En abril de 1964 casi en silencio, como temiendo irse, Tamara se despidió de nosotros para asumir su destino revolucionario al lado del Che y su guerrilla. A 60 años de su caída en combate en Bolivia, recordamos este pasaje del paso por Cuba de Tania la Guerrillera.

Por: Marilys Suárez Moreno