Desafió mil veces la muerte y quemó alegremente su vida: palabras de Raúl Roa García, que retratan de cuerpo entero al intelectual y revolucionario cubano, que el 16 de enero de 1934, dejó de existir físicamente para pasar a la inmortalidad, aquel hombre que siendo un niño de apenas 3 años, el Generalísimo Máximo Gómez dijo que su vida tendría luz plena de mediodía.

Nacido en el 20 de diciembre de 1899, Villena fue protagonista directo de la Protesta de los 13,  hecho que selló la vinculación de la generación de intelectuales cubanos de entonces que se opusieron a los males que aquejaban a la República, que se materializó desde que comenzó a trabajó como auxiliar y secretario particular de Fernando Ortiz en su bufete.

Ese pensamiento patriota y revolucionario tuvo su génesis en el amplio conocimiento del ideario político de José Martí, y la motivación por las obras de Carlos Marx y de Lenin, que le permitieron abrazar la teoría y la táctica de la revolución socialista proletaria.

En esa misma línea ideológica se identifica con el pensamiento de Julio Antonio Mella, cuando a la muerte del periodista y revolucionario cubano, fundador junto a Carlos Baliño del primer Partido Comunista de Cuba en 1925, toma sus banderas y lucha por la libertad de la Patria.

La tuberculosis dio fin a su vida, la noche del 16 de enero de 1934, su legado perdura por su ejemplo del intelectual que cultivó la poesía, el cuento y el ensayo con la misma pasión con que se entregó a las luchas por la independencia de la Patria cuyos hijos hoy le rinden tributo de cada puesto en la construcción del socialismo próspero y sostenible que se erige con todos y para el bien de todos.