Imponente se alza el monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución. El bello monolito que recibe al visitante rememora no solo su figura; sino que es también un homenaje a la guerra invocada por él.

En muchas ocasiones hemos observado la excelsa escultura, pero la relación con el Memorial no puede terminar con la contemplación exterior de su magnitud. La verdadera esencia del Apóstol se recoge en las salas expositivas.

En estas, encontramos la visión de Martí en varias etapas, desde su niñez y juventud, hasta su transformación en el máximo líder de la última guerra independentista contra el yugo español.

La torre en forma de estrella, acoge en sus puntas diferentes salas: cuatro de exposición y una destinada para celebrar actos de diversa índole.

Las tres salas destinadas a la vida de Martí recogen reproducciones de documentos, objetos y fotografías del Apóstol, su familia y círculo íntimo.

Perpetuo tributo

En el Memorial José Martí se exponen para deleite del visitante evidencias de su labor organizativa y literaria.

De los documentos oficiales, llama la atención los títulos que legitiman sus estudios superiores, estos son los expedidos por la Universidad de Zaragoza en Filosofía y Letras y en Derecho. La presencia de lo que conocemos como la primera y última carta escrita por el Héroe, dan fe de una vida destinada al sacrificio.

También se reflejan momentos importantes dedicados a la memoria del Maestro, como la ubicación del busto en la cima del pico Turquino.

De todas las piezas expuestas, el mural del artista Enrique Carabia es el que más resalta por su colorido y belleza. Los tonos brillantes de verde y azul enlazados con frases martianas hechizan al visitante.

El Memorial José Martí es un espacio solemne de perpetuo tributo a Martí y a personalidades de reconocimiento internacional.