José Martí, un hombre multifacético y de pensamiento universal, resumió en el personaje Abdala del poema de igual nombre su amor a la Patria. Sus ansias de ver libre a Cuba del dominio de la corona española conviven en casa línea del extenso texto publicado en 1869 en el periódico La Patria Libre.

A solo un año del levantamiento en el ingenio en Demajagua -en la actual provincia de Granma- donde el patriota cubano Carlos Manuel de Céspedes les dio la libertad a sus esclavos y los incitó a luchar por la soberanía de Cuba, el joven Martí expresaba su pasión por la soberanía de su país.

En su poema, se mostró decidido a incluso ofrecer su vida para ver libre a Cuba del yugo colonial de España, idea que guió aquella vida prodigiosa que se apagó un 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos con solo 42 años.

Aunque el poema Abdala es largo y escrito para ser interpretado como obra dramática, sus versos más conocidos y los que encierran su sentido más profundo son:

“El amor, madre, a la patria

no es el amor ridículo a la tierra,

ni a la yerba que pisan nuestras plantas;

Es el odio invencible a quien la oprime,

es el rencor eterno a quien la ataca”.

En estas líneas Martí -encarnado en el personaje de Abdala- da fe de su determinación a dar su sangre por el derecho de aquella Patria a la libertad que consiguieran años después  Fidel Castro y los rebeldes que hicieron triunfar la Revolución de 1959.

Con las ideas de Martí, aquellos jóvenes -bajo el liderazgo del Fidel- trazaron una estrategia para lograr un país libre, soberano, con todos y para el bien de todos, como lo soñó el Héroe Nacional de Cuba.