La Habana, Cuba.- El presidio político también se inscribe entre las lecciones de dignidad brindadas por las cubanas en los años de las Guerras del 68 y el 95.

Evangelina Cossío fue una de esas mujeres que sufrieron las penalidades de la cárcel, al estilo de la tristemente recordada Casa de Recogidas. Condenada a veinte años de privación de libertad en la posesión española de Ceuta, en las costas africanas, adonde nunca llegó a ir, Evangelina Cossío ganó fama por su audacia y valor, al protagonizar una espectacular fuga de resonancia internacional.

Todo comenzó en mil ochocientos noventa y seis, cuando Evangelina llegó a Isla de Pinos, actual Isla de la Juventud, haciéndole compañía a su padre, quien había sido deportado por las autoridades españolas.

Una joven de ayer

A los diecisiete años Evangelina Cossío era una joven de extraordinaria belleza, lo que despertaba las ansias del militar español que gobernaba la plaza de la otrora Isla de Pinos, el coronel José Berriz.

El empachado oficial asediaba constantemente a la joven, haciéndole atrevidas promesas de amor y utilizando contra el padre de Evangelina feroces métodos represivos, con el propósito de hacer cambiar de actitud a la muchacha.

Pronto el resto de los deportados cubanos se percató del peligro que la acechaba y cuando Evangelina Cossío les habló del plan que se le había ocurrido para apresar al engreído militar, todos se pusieron a sus órdenes.

La casa de los deportados se convirtió así en un foco conspirativo, cuyo principal objetivo era derrocar al coronel Berriz y declarar a Isla de Pinos territorio libre de Cuba.

Fuga en la casa de recogidas

Mientras el coronel usurpador se preparaba para su cita con Evangelina Cossío, los rebeldes complotados se atrincheraban para ocupar la plaza a la primera señal. Al llegar Berriz al aposento de la joven cubana, un grupo de hombres armados lo esperaba. A los gritos del militar, aparecieron los voluntarios.

Algunos revolucionarios lograron escapar; otros fueron asesinados. Evangelina Cossío fue hecha prisionera. Internada en la llamada Casa de las Recogidas, estuvo varias semanas incomunicada por orden de Weyler, entonces gobernador de la Isla.

Paralelamente a una campaña internacional para su liberación, un grupo de amigos propició su fuga y luego su salida hacia los Estados Unidos.

Evangelina Cossío pudo ver el triunfo de la Revolución. Falleció a los noventa y ocho años.