Toda Cuba es Fidel

La Habana, Cuba. -Tres años atrás Cuba sintió un hondo estremecimiento. Conmocionada, recibió la noticia de la partida de Fidel hacia la inmortalidad, bien ganada por el legado de un ideario que será brújula para todos los tiempos.

Quiso el destino que fuera precisamente en la fecha en que se cumplían 60 años de la salida del yate Granma desde el puerto mexicano de Tuxpan con la misión de sus expedicionarios de iniciar la Revolución decisiva por la liberación y la independencia de Cuba. Y esa coincidencia histórica conmueve, por su simbolismo.

Le cupo a nuestro país -tan pequeño geográficamente- la honra de haber alumbrado a un líder político como Fidel Castro, capaz de marcar los rumbos de la Historia universal. Vivió intensamente.

Supo de victorias y reveses al frente de una Revolución verdadera, siempre en marcha para tratar de hacer realidad el sueño de un mundo justo, equitativo.

Lecciones perdurables

Fidel dejó en Cuba un proceso revolucionario vital, sólido, apegado a su pensamiento de sagaz estratega político, siempre puestas las luces de largo alcance.

Tuvo confianza plena en la unidad del pueblo para forjar sueños en medio de las circunstancias más adversas por la aberrante agresividad del imperio. Y ese pueblo, indomable como su líder, mantiene el rumbo con firmeza porque asume el compromiso con su obra.

«Navegaremos solos, en un oceáno de capitalismo», aseguró Fidel cuando la Unión Soviética y el socialismo europeo se vinieron abajo y muchos auguraban el fin de la Revolución Cubana. El golpe fue brutal, pero resistió. Y la isla multiplicó su solidaridad más generosa con los desposeídos del mundo.

Del magisterio del líder cubano mucho hay que aprender. En sus ideas están muchas respuestas para entender las urgencias de estos tiempos.

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