Santiago de Cuba, Cuba.- En el aniversario 149 del inicio de la guerra de independencia, el General de Ejército Raúl Castro  presidió en Santiago de Cuba la ceremonia solemne de inhumación de los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales en mausoleos ubicados ahora en el área patrimonial del cementerio de Santa Ifigenia.

El primer secretario del Partido y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros encabezó la última guardia de honor ante las urnas, y trasladó personalmente la del Padre de la Patria a su monumento funerario.

Teresa Amarelle, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, portó la de Mariana Grajales, madre de los Maceo y de la Patria, hasta su tumba con una escultura de Alberto Lezcay.

El toque de la campana original del ingenio Demajagua, la inauguración de una guardia de honor permanente y 21 salvas de artillería formaron parte de la ceremonia.

Un acontecimiento histórico para la patria

Asistimos a un acto trascendental de gran significación para Cuba, para Nuestra América y para el mundo, dijo el historiador Eusebio Leal en el acto político y ceremonia militar de inhumación de los restos del Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, en el Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Leal afirmó que este 10 de Octubre evocamos el día y la hora en que el Padre de la Patria dio inicio a un movimiento, a la única Revolución, la que él comenzó y nosotros continuamos.

Señaló que en el Cementerio santiaguero, hermoso y bellamente remodelado, han sido colocados los restos de Céspedes y Mariana en un lugar perfecto, marcando un discurso comprensible para todos.

Es que el culto a la historia, a las mujeres y hombres ilustres, es el oficio y la obligación del Estado, subrayó Eusebio Leal en la ceremonia a la que asiste el presidente cubano Raúl Castro.

Céspedes, de señor a libertador

En el acto político y ceremonia militar en el cementerio de Santa Ifigenia, el historiador Eusebio Leal reseñó la vida, obra y pensamiento de Carlos Manuel de Céspedes, el abogado revolucionario que inició las guerras por la independencia de Cuba contra el régimen colonial español.

Recordó que la madrugada del 10 de octubre, el Padre de la Patria reunió a los que estaban en Demajagua, y de Señor pasó a Libertador, ofreciendo una mano generosa a los pobres de la tierra al proclamar la libertad de sus esclavos.

El viril y austero gesto de Céspedes inauguró en Cuba una nueva época: la lucha por la independencia, y la tradición humana, solidaria y bravía del pueblo, expresó Leal, luego de narrar pasajes de nuestra historia en los cuales el patricio bayamés fue protagonista.

Resaltó igualmente que el Primer Presidente de la República en Armas sabía que la Revolución debía ser sostenida por una mano firme.

Vidas paralelas llenas de simbolismo

En el acto político y ceremonia militar efectuados hoy en el cementerio santiaguero de Santa Ifigenia -Monumento Nacional- el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, reseñó las vidas paralelas entre Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales.

Recordó el histórico momento en que la patriota santiaguera tomó la trascendental decisión de hacer jurar a sus hijos que lucharían por la libertad de su Patria o morirían por ella, y a esa gesta independentista aportó tres generales: Antonio, José y Rafael.

Leal rememoró que después de la Guerra de los Diez Años, la madre de los Maceo se trasladó a Kingston, la capital jamaicana, y allí la visitó José Martí en 1892,  impresionado por su carácter y bondad.

En su semblanza de quien también es reconocida como madre de todos los cubanos, evocó que en 1923 se promovió el regreso de los restos de esa patriota a Cuba.

Fidel en la revolución de Céspedes

Al referirse al Comandante en Jefe, Eusebio Leal destacó en el Cementerio de Santa Ifigenia la voluntad de Fidel, como Céspedes, de renunciar a todos los bienes temporales.

Esa piedra es la continuidad de la Revolución que inició Céspedes y continuamos hoy, dijo el historiador en referencia al monolito que guarda los restos de Fidel, de quien recordó los discursos en Demajagua, en ocasión del centenario del Diez de Octubre; en Jimaguayú en el año 1973, y en Mangos de Baraguá, en el 78.

Leal señaló que en 2018 se cumplen 150 años del Grito de Yara y pidió que ese sea un año de gran celebración para Cuba.

En el acto, al que asistió el Raúl Castro, Leal concluyó trazando un arco histórico a recordar que el cadáver de Céspedes tenía los ojos grandes y abiertos, como los del Che.