Ser padre entraña un concepto muy amplio en la vida. Foto Cubahora

La Habana, Cuba.- Desde que nacemos, pronunciamos la palabra querida, arrullados por su ternura y comprensión. Ser padre entraña un concepto muy amplio en la vida y su presencia cobija con la misma fuerza que la de una madre.

Presentes en el proceso formador de los hijos, juegan un papel predominante en la autoridad y guía de su descendencia, aunque algunos los vean como los garantes de sostener a la familia e imponer el orden en casa.

De hecho, está comprobado que la atención que le brinda a sus hijos aumenta la estabilidad emocional de estos, quienes se sienten apoyados en su enfrentamiento a la vida. Entrañable será la imagen que se formarán de papá si crecen recibiendo su atención directa  y sabios consejos.

Sin dejar de amar

Combinación de razón y sentimientos, un buen padre sabe orientar y exigir, a la par que ama y protege. Preocupados por cuanto les acontece y rodea a sus muchachos, sonríen y entregan su cariño a la hora de comer, vestirse, estudiar y en las primeras inquietudes de la niñez y adolescencia, sin dejar de ser severos cuando la razón lo amerita.

Ellos tienen un papel cada vez más vital que desempeñar, tanto en las tareas cotidianas del hogar como en los aspectos más trascendentes de la educación de su prole, sin hacer deslindes de responsabilidades en caso de ruptura matrimonial.

Según el historiador Julio César González Pagés, la paternidad es uno de los ejes fundamentales de las relaciones de equidad entre los géneros. “El reto es cambiar cómo educamos y como nuestra cultura trasmite esos modelos”, afirma Pagés.

Un trinomio perfecto

Menos prejuiciados que los de antaño, papá asume su paternidad como una crianza compartida, convencido de que su jurisdicción se basa en los criterios de ambos progenitores. Capaz de quitar miedos y regalar razones, ninguno como papá para moldear con regaños y besos el destino de sus hijos.

Hoy se reconoce que los padres que participan en la crianza de sus hijos desde el nacimiento, estos gozan de ventajas en su madurez intelectual y capacidad de autonomía. La paternidad puede ser un territorio inexplorado y atemorizante, pero también único y espacioso, desbrozarlo implica una motivación para dar lo mejor de sí mismo.

A la postre, esa crianza compartida será una fuente de estímulo para que cada uno entregue a sus hijos lo mejor de sí mismos. Solo así el trinomio madre-padre-hijos resultará perfecto.